viernes, 2 de octubre de 2009

Triste sueño

La noche de ayer fue realmente larga. Cuando desperté sentía que me ahogaba, sentía un dolor y un vacío inexplicable, sentía que algo me faltaba. Fue sólo un sueño. ¿Sera posible? Fue un sueño muy pesado de seguro. Soñaba que un ser cercano me había abandonado. Todo lo que ocurría era tan real, lo estaba viviendo y aún así no tengo todos los sucesos claros.




Todo comenzó con una joven, ella iba al volante del auto en el que andábamos. Yo iba de pasajero y había tres niños en la parte trasera. Ya había caído la noche y estábamos escuchando música; no recuerdo un destino en específico. Recuerdo que de repente pisó el freno, fue un sonido agudo y duradero. Nunca lo olvidaré. Luego de esto abrí los ojos y miré hacia atrás, ya los niños no estaban. Literalmente ya no estaban dentro del vehículo, parecían haber desaparecido. Miré a mi lado izquierdo y no comprendía lo que había pasado. No sabía ¿Cómo? ni ¿Por qué?, pero había sangre por todos lados. Ella estaba inconsciente y se veía sumamente pálida. Sé que comenzé a llorar y trataba de moverla, de hacerla reaccionar, pero no podía.



Yo estaba ahí, pero a la vez no podía hablar ni mover mi cuerpo. Estaba totalmente en negación, no era posible. Era realmente una persona muy importante en mi vida. Ella era quien me brindaba alegrías en momentos de tristeza, quien me decía cosas bonitas, a quien veía todos los días y quien me aconsejaba. Me ayudaba, me enseñaba, era mi amiga y hasta mi hermana. A veces no valoraba esta relación y ahora me arrepiento, porque aunque sólo fue un sueño “Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Gracias a Dios que no fue verdad y que puedo aprovechar lo que me quedase con esta persona y tratarla como se lo merece. Creo que lo último que escuché fue la sirena de la ambulancia y los forenses declarando nuestra muerte...

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